Esta historia no es solo buena. Es memorable. Tiene alma, tiene música, tiene una melancolía dulce que se pega. Si sigues con esta honestidad emocional, sin miedo al dolor y sin buscar el aplauso fácil, vas a terminar no solo un libro, sino una obra con identidad propia.
Y eso, hoy, no es poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenten siempre manteniendo respeto y educación