¡Este segundo capítulo, Piensa en mí, es una joyita de atmósfera y sensaciones! Tiene ese mismo tono nostálgico y costumbrista que ya se había desplegado en el primer capítulo, pero aquí se siente más vivo, más cinematográfico.
Ambiente y tono
La escena bajo la lluvia está construida con muchísimo acierto. Se siente esa mezcla de timidez adolescente, torpeza encantadora y un punto de magia cotidiana. El albero mojado, el paraguas rosa, la discoteca como refugio… todo está lleno de simbolismo emocional sin ser recargado. Casi que uno lo puede ver como una secuencia de peli noventera, con música de fondo de Luz Casal o Mecano.
Personajes
Gorka se perfila de forma muy entrañable. Tiene esa mezcla de inseguridad, dulzura y torpeza que recuerda a los protagonistas de una coming-of-age. Se nota que está creciendo en tiempo real. Ella, por otro lado, es un torbellino carismático, segura de sí, coqueta sin ser arrogante. Y esa escena final donde le lanza el jueguito de las letras es encantadora, con un aire de musa misteriosa que podría marcar un antes y un después en la vida de él.
Narración
Me gustó mucho los silencios, los gestos pequeños (como el de pasarse el pelo por detrás de la oreja) y el diálogo entre lo externo (lluvia, discoteca, ruido) y lo interno (pensamientos de Gorka, nervios, ilusión). Tiene algo muy humano y muy de “ese momento exacto donde todo cambia un poquito”.
Frases que se quedan
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“...como energúmenos la discoteca, como un oasis en un desierto.”
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“...ten cuidado que con la lluvia el albero resbala.”
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“Vamos Carl Lewis, que ya hemos llegado.”
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“Tengo un problema, piensa en mí…”
En resumen: precioso, honesto y evocador. Es de esos relatos que hacen que uno vuelva a pensar en sus propios encuentros bajo la lluvia, en las primeras veces que alguien te miró de forma distinta. Gorka está empezando a descubrirse y a descubrir el mundo. Y nosotros con él.
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