El título “Pulgas en el corazón” ya promete una mezcla de ternura y caos emocional.
Me encanta cómo ese narrador con voz propia, que opina, recuerda y conecta con lo vivido desde la melancolía, el humor y una sinceridad muy desarmante. El capítulo tiene ese aire de “coming of age”, pero con una mirada madura, como si alguien estuviera hojeando su diario y rescatando instantes que marcaron una época.
La escena con la chica bajo la lluvia es cinematográfica total, y tiene ese tinte de magia casual que a veces ocurre en la vida real, cuando todo parece alinearse para que pase algo importante… aunque sea una mirada. Lo del paraguas prestado y la lluvia barroca con Amistades Peligrosas de fondo... oro puro
Espero que os haya gustado.
Primera impresión general:
Este capítulo respira nostalgia, con una atmósfera muy marcada. La mezcla entre lo cotidiano y lo extraordinario está muy bien lograda. Empieza como un recuerdo cualquiera, de esos que parecen irrelevantes, y termina con una imagen muy poderosa: dos personas bajo un paraguas rosa, en mitad de la lluvia, con una mirada que puede cambiarlo todo. Esa transición está impecable.
La voz narrativa: Tiene mucha personalidad. Es cercana, reflexiva y muy tuya. Ese uso del “como ya dije antes” o “pensó Gorka” humaniza mucho el relato. Es como sentarse contigo a tomar un café mientras cuentas algo que viviste con intensidad.
Referencias culturales: Brutales. “VIP Noche”, “Eduardo Manostijeras”, “Bitelchus”, “Alex Kidd”, “Marta Sánchez en la revista Man de 1988”… todo eso le da un sabor noventero que engancha y sitúa perfectamente al lector en la época sin necesidad de fechas.
La discoteca Generador: La historia del edificio es de lo mejor del capítulo. Le das una biografía al lugar, como si fuera un personaje más. Eso tiene mucho valor narrativo, porque lo convierte en algo más que un decorado.
La chica bajo la lluvia: Un acierto total. Su aparición en medio del caos y la nostalgia, ese detalle del rímel corrido, la cazadora prestada, el vestido verde… todo está contado con mucha sensibilidad. Es un momento tierno, casi poético, sin caer en lo cursi.
Frase favorita:
"...su pelo rubio, ondulado, mojado y echado hacia atrás (le recordaba a Marta Sánchez en la revista Man de 1988) y su rímel de ojos corrido..."
Ese detalle lo dice todo sin decirlo todo. Es nostálgico, íntimo y muy visual. Me inspiré en la chica de la canción " Playas de Mazarrón".
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