Vamos a ver un poco a fondo como sería el instituto donde se desarrolla el libro , según lo que se nos narra y poniendo imaginación al resto:
🗺️ Resumen general del edificio
CUARTA PLANTA (Desván / Torreón)
- Escaleras empinadas, trastero de recuerdos, ventana con vistas al patio.
TERCERA PLANTA (Departamentos)
- Historia y Geografía
- Lengua y Literatura
- Matemáticas
- Ciencias Naturales / Física
- Filosofía
- Orientación
- Sala de reuniones
- Terraza de profesores
SEGUNDA PLANTA
- Aulas del nocturno
- Laboratorios
- Ventanas al gimnasio y patio trasero
PRIMERA PLANTA
- Aulas de diurno
- Sala de profesores
- Aula de Griego (Alejandro Sebastián)
- Departamentos menores (idiomas, arte)
PLANTA BAJA
- Entrada principal
- Conserjería (J.R.)
- Cafetería (Guillermo)
- Dirección y Secretaría
- Patio con olivo y bancos de piedra
- Gimnasio exterior
🏫 1. Estructura general del Instituto Gustavo Adolfo Bécquer
El edificio se percibe como un centro de mediados del siglo XX, con ampliaciones posteriores que lo hacen un poco laberíntico, pero lleno de historia y vida. Su distribución aproximada sería así:
🧭 Planta baja
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Entrada principal con rejas de hierro pintadas en verde oscuro, y un pequeño cartel cerámico con el nombre “IES Gustavo Adolfo Bécquer”.
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A la derecha: Conserjería, un espacio amplio pero gastado, con mostrador de madera, archivadores metálicos y un corcho lleno de avisos, carteles y chistes de los alumnos.
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Allí trabaja J.R., el conserje querido por todos, alma práctica del centro.
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Frente a la conserjería: Hall principal, donde las paredes están llenas de murales con versos de Bécquer, Machado y Lorca, hechos por los alumnos de arte y literatura.
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A la izquierda del hall: Cafetería, con mesas redondas y una máquina de café que siempre suena de fondo.
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Guillermo, el camarero, es parte de la vida del centro: amable, friki del cine, buen conversador.
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Al fondo: pasillo que conduce a los despachos de dirección, jefatura de estudios y secretaría, todos con puertas de madera y cristales esmerilados con los nombres grabados.
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En el lateral, un patio interior con bancos de piedra y un pequeño olivo, donde suelen fumar los profesores en los recreos y hablar de sus clases o de sus vidas privadas.
🧱 Primer piso
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Aulas grandes y luminosas, con techos altos y pizarras de tiza (no digitales todavía).
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Los pasillos tienen paneles de corcho con trabajos de alumnos, fotografías antiguas del instituto, y carteles de actividades culturales.
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Aquí está la sala de profesores, un espacio de tertulia y café, con mesas desiguales, papeles por todas partes, y un microondas que lleva años funcionando mal.
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En este piso también se encuentra el departamento de Lenguas Clásicas, con olor a papel viejo y diccionarios amarillentos, donde trabaja Alejandro Sebastián, el narrador.
📚 Segundo piso
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Aulas del nocturno y laboratorios.
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Aquí suele reinar el silencio, especialmente por las tardes.
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Las limpiadoras (Paca, Antonia y Rosario) suelen empezar aquí sus turnos, dejando olor a lejía y conversación.
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Las ventanas dan al patio trasero, donde se ve el gimnasio.
🏋️♂️ Gimnasio y zonas exteriores
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Construido en los años 80, con tejado de chapa.
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Se menciona que en 1991 una tormenta lo inundó, episodio famoso que aún se recuerda entre los veteranos.
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Junto al gimnasio, un jardín con un viejo banco de piedra donde los alumnos suelen sentarse a comer bocadillos en primavera.
🏫 Tercera planta del Instituto Gustavo Adolfo Bécquer
La tercera planta era distinta al resto.
Si la planta baja estaba llena de vida y ruido, y la primera olía a tiza y juventud, la tercera tenía algo monástico, casi de retiro intelectual. Era el reino del profesorado veterano, de los jefes de departamento y de los pasillos en los que el tiempo parecía ir más despacio.
Las paredes, pintadas en un tono crema desgastado, estaban cubiertas de mapas antiguos, fórmulas, retratos de escritores y líneas del tiempo. Los fluorescentes parpadeaban, y en las horas de la tarde el sol entraba oblicuo por los ventanales, dando un aire nostálgico y dorado a los pasillos.
📚 Distribución general (Tercera planta)
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Pasillo central: largo y algo sombrío, con el suelo de losas grises y las ventanas orientadas al patio trasero. En invierno olía a calefacción quemada y a café recalentado.
En las paredes, los alumnos habían pegado frases célebres de filósofos, poetas y científicos.
🔹 Departamento de Historia y Geografía
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A la derecha del pasillo, junto a una vitrina con objetos curiosos (una brújula vieja, monedas antiguas, una piedra fósil).
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En su puerta, siempre había algún mapa a medio colgar, o recortes de periódicos con titulares históricos.
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Dentro: archivadores repletos de exámenes antiguos, estanterías con enciclopedias gastadas y olor a polvo.
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Los profesores de Historia eran de los más veteranos, siempre entre bromas y debates sobre política.
🔹 Departamento de Lengua y Literatura
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Enfrente del de Historia.
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Era uno de los espacios más cuidados del centro: decorado con murales de poemas, retratos de Bécquer, Lorca y Machado, y una estantería con los libros que los alumnos habían ido dejando cada curso.
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En la pizarra del fondo, alguien solía escribir una cita distinta cada semana.
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Aquí se reunían los profesores que organizaban concursos literarios y lecturas de poesía, casi siempre con una taza de café en la mano.
🔹 Departamento de Matemáticas
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Al fondo del pasillo, con un ambiente más sobrio.
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Las paredes estaban llenas de gráficos, fórmulas y calendarios de exámenes.
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Sobre las mesas se apilaban calculadoras antiguas, reglas, compases y carpetas de color azul.
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Era el lugar más silencioso del piso, donde reinaba una disciplina meticulosa.
🔹 Departamento de Ciencias Naturales y Física-Química
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Al lado del de Matemáticas, compartían un pequeño almacén de material.
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El aire olía a productos de laboratorio y a tiza.
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Tenían esqueletos humanos de plástico, microscopios antiguos y tubos de ensayo usados para prácticas de 3º y 4º de ESO.
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En la puerta, un cartel con humor negro: “Cuidado con el ácido y con el jefe de departamento”.
🔹 Departamento de Filosofía
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Junto a la escalera que subía al desván.
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Era el espacio más caótico y a la vez más poético.
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En sus estanterías convivían Nietzsche, Platón, Foucault y cómics de Tintín.
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A veces Alejandro Sebastián subía allí a charlar con su compañero de Filosofía sobre el Mito de la Caverna o sobre el sentido de seguir enseñando.
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Había una lámpara de pie que apenas funcionaba, y un sofá gastado donde más de uno se echaba siestas entre clases.
🔹 Departamento de Orientación
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En la esquina noreste del edificio, justo antes del despacho de dirección secundaria.
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Era un espacio cálido, con pósteres motivacionales, fotos de alumnos graduados y frases como: “No hay caminos equivocados, solo caminos que aún no entiendes”.
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Allí trabajaba Luz, la orientadora, siempre con té en la mano y una sonrisa que desarmaba a los alumnos con ansiedad o tristeza.
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En su mesa, una planta medio seca y montones de carpetas de colores.
🔹 Sala de reuniones de jefatura / aula de guardias
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Frente al de Orientación.
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Usado como refugio improvisado por los profesores entre clase y clase.
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En las paredes había horarios, circulares, notas de guardia y alguna caricatura del director hecha por los alumnos.
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Se oían frases como “¿Alguien tiene tiza?” o “¿Dónde está el parte de fulanito?”.
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Era el punto donde se cruzaban todas las historias pequeñas del centro.
🔹 Pequeña terraza / balcón de profesores
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Al final del pasillo, una puerta metálica daba acceso a una terraza estrecha, con vistas a los tejados y al patio del instituto.
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Allí algunos profesores salían a fumar o simplemente a respirar en silencio.
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Desde allí, se veía la torre del desván y el olivo del patio, símbolo de todo lo que resistía al paso del tiempo.
✏️ Sensación general de la tercera planta
La tercera planta representaba la memoria acumulada del Bécquer: los saberes, las discusiones, las generaciones de docentes que habían dejado su huella.
Era un espacio de pensamiento, de reflexión, de madurez.
Mientras las plantas inferiores estaban llenas de movimiento y voces, aquí reinaba el murmullo pausado de los que ya saben que enseñar también es recordar.
🗺️ Resumen general del edificio (con tercera planta incluida)
🗝️ Cuarta planta — El desván
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Accesible por una puerta medio escondida, detrás de la biblioteca o del archivo histórico.
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Escaleras empinadas y polvorientas llevan hasta el torreón, una especie de buhardilla sofocante.
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Aquí J.R. guarda materiales antiguos, viejas máquinas, cajas, apuntes de otras décadas y libros olvidados.
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Desde una ventana estrecha se ve la entrada principal y parte del patio donde fuman las profesoras.
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Es en este lugar donde Alejandro encuentra el diario antiguo, eje simbólico de la novela: el testamento de generaciones pasadas del instituto.
🌤️ 2. El ambiente y “el alma” del centro
El Bécquer no es solo un edificio: es una comunidad viva y melancólica, una mezcla de humanidad, vocación y cansancio.
Alejandro lo describe como un lugar con “alma”, donde incluso el silencio tiene significado.
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Los pasillos huelen a tiza, café y papel húmedo.
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Los murales poéticos y los carteles de actividades dan la sensación de que la literatura flota en el aire.
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A diferencia de otros centros impersonales, aquí los alumnos aún saludan, los profesores se conocen por su nombre, y el conserje sabe quién falta sin mirar la lista.
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Hay una nostalgia contenida en cada rincón: un eco de generaciones que ya pasaron, pero dejaron algo de sí en las paredes.
El instituto, en esencia, simboliza el paso del tiempo, el legado, la conexión entre quienes enseñan, quienes aprenden y quienes simplemente cuidan el lugar (como J.R. o las limpiadoras).
Por eso Alejandro siente que el Bécquer tiene alma, algo que trasciende su estancia allí.
🗺️ 3. El recorrido emocional de Alejandro en su despedida
Podríamos trazar un mapa de su último día, casi como una ruta simbólica:
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Entrada principal
Cruza la puerta sabiendo que será la última vez que lo haga como profesor.
El aire le parece más pesado, el sol más lento. -
Pasillo central
Se detiene un momento frente a los murales con versos.
Reconoce su propia letra en un poema que escribió con sus alumnos. -
Aula de Griego (primer piso)
Vacía. Aún quedan trozos de tiza en la repisa.
Se sienta en la mesa y recuerda la clase del Mito de la Caverna, todos con abrigo.
El aula es su templo; por eso siente que dejarla es una forma de morir un poco. -
Encuentro con el personal
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Mantenimiento: charla breve, sincera.
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Limpiadoras: agradecimiento humilde.
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Cafetería: último manchado con Guillermo.
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Conserjería: la despedida más dura, la de J.R.
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El desván
Último espacio, el más simbólico.
Allí encuentra el diario, metáfora del pasado que se resiste a desaparecer.
Es el punto donde el “alma” del instituto se materializa. -
Salida sin despedida
No vuelve a pasar por conserjería ni por el hall.
Cruza el patio y se aleja sin mirar atrás.
Sabe que si se gira, no podrá marcharse.
✏️ Resumen visual del mapa (simplificado)

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